Mito nº 1: No te fíes nunca de quien no conoces.
En Realidad: Confiar en lo que dicen de ellos mismos es la única forma de conocerles.
Mito nº 2: Pero puedo conseguir información sobre esta persona.
En realidad: Tendrás de todos modos que fiarte de tus fuentes de información.
Mito nº 3: Confiar en otro depende de si el otro es digno de confianza.
En realidad: Depende también de tu propia propensión en confiar.
Mito nº 4: Cuanto más conoces a una persona, más fácil es confiar en ella.
En realidad: Conocer bien al otro es, muchas veces, la razón por la que no confías en el. Sin embargo, es más fácil decidir si confiar o no cuando conoces al otro.
Mito nº 5: Puesto que no puedo conocer verdadera-mente a las personas, haré como que me fío de ellas (y a ver qué pasa).
En realidad: Un “como que” no basta para movilizar a la persona. Puede que uno actúe porque no tiene más remedio; pero eso no es confiar. Tampoco lo es “dar el beneficio de la duda” si se le da a cualquiera.
Mito nº 6: Si no puedo confiar en el otro, le pondré controles.
En realidad: Al menos que le puedas controlar tú mismo, tendrás que confiar en quien controla al otro. Has creado un problema de confianza de segundo grado.
Mito nº 7: Confiar es predecir.
En realidad: Confiar es una acción fundada en un juicio. Por tanto, se puede atribuir cuando no se debería7 o no atribuirse cuando se debería. Y, de hecho, muchas veces pasa así: confiamos y luego nos defraudan, y también pasa que después de dejar pasar la oportunidad de confiar, descubrimos que la persona sí era digna de confianza.
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